viernes, 27 de julio de 2007

Cómo Hago lo que Yo Hago

Por Santiago Bogoya.
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Entre el “Koan” y mi Experiencia


-Muéstrame cómo puedes beberte del río Hsichiang de un solo trago y entonces te responderé-” (Beber el río Hschiang de un solo trago)

Generalmente nuestras palabras abordan la inconmensurabilidad. Las usamos como conectores que se dibujan sobre el vacío. La realidad es más profunda, más rica. Sin embargo, yo, aún no puedo separarme de las palabras y, por lo tanto, de su referente. Quizá, así mismo, sin palabras (que en últimas se expresa todo lo que hago y en su función planteo la trascendencia de mi existencia, si llega a suceder) la vida sea más sencilla, más feliz, y más profunda, como aquellos monjes que se enfrentan en soledad al koan: que más allá de ser palabras, se convierte en el acertijo de la propia búsqueda, del propio individuo. Aquí, en esta tierra dibujada por mi experiencia, estoy influenciado terriblemente por lo que digo, y en términos estrictos lo que digo generalmente no es lo que hago. Este es un choque fundamental con este pensamiento asiático, por que mi vida está abocada hacia lo que se dice, en cambio la experiencia que me muestran estos escritos, apuntan a una experiencia vital que debe actuarse sin uso de las palabras, que se convierten en la confusión, en lo indefinido, en el encubrimiento. Así mismo, el camino individual está por encima de todo, como si la sociedad influyera para que el ser vaya hacia su personalísima individualidad. Por mi parte, yo voy hacia la sociedad, o mejor, nunca he salido de ella. Siempre todo lo que hago se encuentra en relación con el conjunto social y las relaciones interpersonales, más allá que una relación intrínseca conmigo. Y es muy difícil desligarse, desplomarse e ir en busca de ese algo propio sin que haya interferencias de la sociedad en la que ya me acostumbré y sobre la cual se mantiene mi supervivencia. De esta forma, me mantengo (de lo cual me es muy difícil escapar) de las categorías que la sociedad me ha enseñado a discernir.

A la luz de la vida cotidiana, limpia tu mente y nunca analices tus actividades para ver si son ignorantes o sabias. Eso es todo” (Realizar la Vía a través de la vida cotidiana)

Por lo tanto, las oposiciones son parte importante de mi quehacer. Los koan abundan en experiencias donde se deja a un lado las oposiciones; pero transmitir esa sabiduría en mi vida, aquí en esta tierra, con esta sociedad se me hace una tarea imposible. Yo sigo pensando, esto lo hice bien, esto lo hice mal, esto me gusta, esto no, esto me parece bello, esto feo. Poniendo valores a cada acto de mi existencia, en el pasado, futuro y presente. Pero lo que es más preocupante, y precisamente a la luz de la enseñanza de un koan que me gusta mucho, es que fundamentalmente la vida es un problema de elección, pero ¿en mi mundo, tanto en mi vida, y en últimas lo que yo hago puede ser una elección libre, sin interferencia de los deseos de la sociedad en su conjunto y del grupo entre personas que me muevo, que pueden hacerme creer que todo lo que pienso está basado en la libertad y realmente en lo que deseo y quiero?

“-¡Id y comprenderlo por vosotros mismo!-” (Elección)

Por lo menos aún tengo el asombro de mi infancia, embrión fundamental de la individualidad.

Bibliografía. 100 Koans del Budismo Chan. Enseñanzas de los primitivos maestros chinos. Recopilación, comentario e ilustraciones de Alexander Holstein. Arca de Sabiduría. Madrid. 1996

Algunos Koan:

La luna llena en el agua

Había una vez tres maestros chan llamados Yen Tou, Hsueh Feng y Chin Shan, que se reunieron para tener una charla. Señalando un cubo lleno de agua limpia, Hsueh Feng intentó hacer un comentario, pero Chin Shan se le adelantó recitando el siguiente verso: “La luna llena está en el agua clara”. Al oír esto, Hsueh Feng protestó diciendo: “En el agua clara no hay luna llena”.
El siguiente fue Yen Tou. Sin decir una palabra, dio una patada al cubo y se marchó.

Gritar el propio egoísmo

En cierta ocasión, un alto funcionario llamado Lu Ken le hizo una pregunta al Maestro Nan Chuan.
–Cuando los virtuosos del pasado acostumbraban a criar un ganso en una vasija, no sabían cómo sacarlo de ella cuando ya estaba crecido- dijo el funcionario-; ¿cuál es el método de sacar el ave de la vasija sin dañarla ni romperla?
-¡Oh, Excelencia!- gritó de repente el Maestro.
-Aquí estoy- respondió Lu Ken
-¡Perfecto! ¡Ya está fuera!- exclamó Nan Chuan

Gato muerto como tesoro

En cierta ocasión, alguien preguntó al Maestro chan Tsao San:
-¿Qué es lo más costoso del mundo?
-La cabeza de un gato muerto- fue la respuesta
-¿Por qué?
-Porque nadie le pone precio

Elección

Un día el Maestro chan Chao Chou convocó a sus discípulos a una asamblea y les dijo:
-En resumen, todo puede ser descrito por la palabra “elección”. Pero no me preguntéis más, porque estoy yo mismo sumido en la más completa oscuridad; así pues, debéis cuidarla como vuestro mayor tesoro, llevándola permanentemente en la mente.
-Oh Maestro- protestó alguien-, viendo que vos mismo estáis en la oscuridad, me pregunto qué es lo que debemos cuidar como nuestro mayor tesoro.
-No lo se- fue la respuesta
Si no lo sabéis- continuó el que preguntaba sorprendido-, ¿cómo podéis estar seguro de que vos mismo estáis en la oscuridad?
-¡Id y comprenderlo por vosotros mismos!- replicó el Maestro. Acto seguido, los oyentes saludaron respetuosamente al Maestro Chao Chou.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las palabras, un verdadero acertijo…

Es muy cierto… a veces es mejor callar que pronunciar una palabra, pero es tan difícil vivir sin pronunciarlas, el pecho se ahoga cuando no se habla, pero cuando finalmente terminamos de hablar, hubiéramos preferido callar, las palabras son muchas veces un problema para hacer de la vida algo maravilloso y tranquilo.

Somos tan apresurados y acelerados, que el simple impulso habla por si solo… Complicamos lo fácil, y dañamos lo bonito, con un Juego de palabras que por mas pensadas y enseñadas, causan el peor de los daños… Pero la cultura y la costumbre nos han enseñado solo hablar mas no ha callar…

Anónimo dijo...

Me encantan dos aspectos: el primero, que se reconozca la importancia de la elección, yo eligo que pensar, que sentir, que imágenes quiero lograr, que deseos puedo alcanzar....cada segundo estoy eligiendo.
El segundo aspecto, el hablar del pensar y el actuar, hay una conexión total aún cuando a veces "no parezca evidente", si analizo cuidadosamente mi comportamiento, puedo darme cuenta que hay una relación inseparable entre el pensar y el actuar, es más, la relación se extiende al sentir y a la fisiología.

Anónimo dijo...

Me gustó la parte:

"Gato muerto como tesoro

En cierta ocasión, alguien preguntó al Maestro chan Tsao San:
-¿Qué es lo más costoso del mundo?
-La cabeza de un gato muerto- fue la respuesta
-¿Por qué?
-Porque nadie le pone precio"

Me parece que es una respuesta muy profunda, en el sentido en que nadie la espera, y tiene una lógica muy crítica en contra del común, que esperamos sea la respuesta...Es un ejercicio muy interesante, poder pensar más allá de las respuestas y preguntas que hacemos casi por impulso y mecánicamente...Eso nos falta, detenernos un segundo y pensar para responder y preguntar algo con sentido, algo pensante.

Gracias.