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Estos atavares del destino
Que decidí alguna vez
Fueran míos
Ya no los quiero
Los regalo a la noche
Conviértelos en estrellas
Solitarias estrellas
Que permanezcan muy en lo alto
Donde no los alcanzé
Ni yo ni ellos
Los que me persiguen
En mis horas silenciosas
Bajos los árboles amarillos
En las tardes tranquilas
Escondidos detrás de las mariposas
Cerrar mis ojos
Y no verlos
Acurrucarme en la lluvia
Y no escucharlos
Inclemente tiempo
Termina de una vez
Las horas aciagas
Desvanece mis pesares
Y los de los otros
Oh, Dios, déjame escoger de nuevo
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