Aura

Por Patricia Chacón.
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Al fin esa mañana ansiada, aclamada y esperada por eternidades, el sol aparece después de tanta lluvia, relámpagos y truenos.

Se resplandece la habitación con su color perenne y radiante, se siente ese calor acogedor que intenta descongelar tantos cuerpos oprimidos y apagados.

Al parecer todo es tan nuevo e inesperado que el miedo no duda en aparecer, y aunque el frío ha calmado se siente cierta sospecha, temor a no saber anclar aquel barco que ha navegado por días enteros sin parar.

Se ven las flores florecer, los árboles han vuelto a dejar caer sobre esa tierra gris y opaca, el roció que le da vida y le permite respirar, nuevamente el susurro de aquellas aves vuelve a escucharse, ahora con una melodía suave, tranquila, sincera, dulce, agradable a cualquier oído.

Los animales del bosque solo observan aquél amanecer, y piensan en aquella criatura que por fin cumplirá uno de sus grandes sueños, ellos la observan, ven en su mirada el brillo de la luna, y en su labios la sonrisa de las estrellas. Recuerdan aquellas noches dolorosas, donde la almohada sirvió de vaso para almacenar las gotas de tristeza, y soledad que sus ojos destilaron.

Un nuevo aire respira sus pulmones, se tienen demasiadas esperanzas, ilusiones que nacen y se hacen.

Las palabras se fragmentan, su voz tiembla, la felicidad flota, su corazón sale del pecho, como aquella mañana cuando sus brazos estirados corrieron tras la semilla que le dio vida, no sabe que vendrá, lo único que sabe es que por primera vez, acepta y dice lo que siempre quiso decir.

Aura, Hálito fresco y tranquilo respira este amanecer.