jueves, 26 de junio de 2008

Lo Que Natura Da Salamanca Lo Incrementa

Por Estella Bogoya.
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Transcurría el año 1998. Una pequeña escuela envuelta en la neblina del páramo, llamada “ La esperanza del mañana” ubicada a media hora en carro por una carretera destapada, del municipio “Acogedor y tranquilo”, 2 horas a pie saliendo del casco urbano, a buen paso ya que la mayor parte del trayecto era empinado. A la escuela llegaban los niños del campo de las veredas aledañas. Llamaba mucho la atención, los hermanitos Sánchez, que para llegar a estudiar debían caminar 2 horas desde su vivienda carente de agua y energía eléctrica; debían salir a las 4 de la mañana a traer agua del pozo cercano y leña para alimentar el fogón; luego de tomar su desayuno atravesaban valles donde se enterraban hasta la altura de la rodilla, por tal razón llevaban botas y sus zapatos lustrados en una bolsa para cambiarse al llegar a la escuela. Siempre sobresalían por su limpieza y pulcritud en el porte de su uniforme, se destacaban por sus buenos modales, respeto a sus compañeros y profesores; Yeimy la más habladora era la mensajera de las notas positivas a sus padres.

Con mucho esfuerzo lograron culminar su bachillerato, y gracias a una carrera técnica lograda por una beca de esfuerzo personal, hoy son personas de bien con hogares cimentados en el respeto y la constancia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un buen ejemplo de superación, cuando uno quiere puede, solo se necesitan ganas para salir adelante.

Anónimo dijo...

Una situación que se repite en muchos Colombianos, pero ese empuje y ganas de salir adelante honestamente, los lleva a ser distintos...

Gracias,