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Transcurría el año 1998. Una pequeña escuela envuelta en la neblina del páramo, llamada “ La esperanza del mañana” ubicada a media hora en carro por una carretera destapada, del municipio “Acogedor y tranquilo”, 2 horas a pie saliendo del casco urbano, a buen paso ya que la mayor parte del trayecto era empinado. A la escuela llegaban los niños del campo de las veredas aledañas. Llamaba mucho la atención, los hermanitos Sánchez, que para llegar a estudiar debían caminar 2 horas desde su vivienda carente de agua y energía eléctrica; debían salir a las 4 de la mañana a traer agua del pozo cercano y leña para alimentar el fogón; luego de tomar su desayuno atravesaban valles donde se enterraban hasta la altura de la rodilla, por tal razón llevaban botas y sus zapatos lustrados en una bolsa para cambiarse al llegar a la escuela. Siempre sobresalían por su limpieza y pulcritud en el porte de su uniforme, se destacaban por sus buenos modales, respeto a sus compañeros y profesores; Yeimy la más habladora era la mensajera de las notas positivas a sus padres.
Con mucho esfuerzo lograron culminar su bachillerato, y gracias a una carrera técnica lograda por una beca de esfuerzo personal, hoy son personas de bien con hogares cimentados en el respeto y la constancia.
2 comentarios:
Un buen ejemplo de superación, cuando uno quiere puede, solo se necesitan ganas para salir adelante.
Una situación que se repite en muchos Colombianos, pero ese empuje y ganas de salir adelante honestamente, los lleva a ser distintos...
Gracias,
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