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La historia nos permite volver a la memoria de la circunstancias y reencontrarnos con una verdad que tal vez en su presente no se vislumbraba, pero que en el futuro, se consolidó en lo que es el ahora. Esta que nos muestra que desde el inicio, el mundo vive en una llamada “globalización”, foco actual de todo sistema político, económico, social y cultural, y en donde el que no este preparado para afrontarla, se quedará en el rezago. A su vez, nos mostrará cómo llegaron las potencias mundiales a ser lo que son y cómo los demás se quedaron en el camino; ¿cómo estaban?, ¿cómo llegaron? A partir de esto nos dará las bases para decir en dónde esta Colombia y sobre todo el por qué está en donde está; lo que tendrá como respuesta, que es por el control de unas minorías con el poder económico-político, por el dominio de unas grandes potencias que buscan su único bienestar y que olvidaron de donde vienen, por la falta de adaptación al proceso “globalizador” que ha perseguido a la humanidad desde su aparición, y por lo más importante aún: la falta de revolución de las observadoras mayorías, que simplemente miran como las personas con poder hacen lo que les conviene a ellos, que critican, pero no son críticos, que sufren pero no hablan, y que dejan volar su ideas hasta el punto en el cual se pierden por la enajenación en la que viven. ¿Es eso real?, dejemos que la historia nos enseñe.
Todo ser vivo suele buscar, en el resto de su manada, un apoyo para adaptarse y vivir en las mejores condiciones que pueda encontrar en el entorno. Desde el principio de los días, el ser humano ha visto la necesidad de abarcar todo el territorio que lo rodea y que le es útil para encontrar los factores necesarios en el desarrollo de su cultura y sociedad. La difusión de la cultura, a través de la observación, fue un proceso que se desarrolló desde el neolítico y que se ha venido desenvolviendo a lo largo de la línea del tiempo de la humanidad.
Este proceso, se fue expandiendo a través de esta línea, abarcando un área más grande, hasta formar otras interdependencias en cuanto a lo político, económico, social y religioso en determinadas fronteras. Una serie de hallazgos arqueológicos tienden a confirmar, a través de los vestigios encontrados, la gran movilidad de factores humanos en tiempos muy remotos y la presencia de elementos culturales análogos en regiones tan distantes como América y Polonia, África y Asia, etc[1].
Aun así, el Imperio Romano se puede catalogar como la primera representación formal de interdependencia, la cual visiblemente era representada en intenso comercio y administración con base en la comunidad, y a la que se le pueden sumar una serie de procesos entre los que se encuentran la difusión de las religiones, el establecimiento de las grandes civilizaciones y el fraccionamiento de las lenguas locales, que progresivamente, fueron generando un proceso histórico que desencadenó una sucesión de intercambios, en los que formaron sistemas, que nos llevaron nuevamente al proceso que desde el inicio dominó a la humanidad y que ahora retomó en una forma evolucionada y “consistente” como un proceso político, social, cultural y económico… La globalización.
Muchas son las definiciones que se le han dado a este proceso: Toni Connin[2] lo define como "un proceso fundamentalmente económico que consiste en la creciente integración de las distintas economías nacionales en un único mercado capitalista mundial"; Otra definición es que “la globalización es el proceso por el cual la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo unifica mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global”[3]; hasta el Diccionario de la Real Academia tiene su propia definición: "Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales". Sin embargo, el problema con las explicaciones demasiado amplias consiste precisamente en que da lugar a situaciones en las que cualquier fenómeno puede caber dentro de su definición[4]. Por consiguiente, sería necesario crear una síntesis de estos postulados para llegar así a un planteamiento, en el cual podamos remitirnos a un concepto consistente que nos de la luz del camino que queremos vislumbrar, y que seguramente, nos llevará a que, la globalización, se debe entender como la creciente interconexión entre pueblos.
En consecuencia, se puede decir que las tendencias globalizadoras sólo pudieron producirse a partir de la segunda mitad del siglo XV con los grandes descubrimientos y la conquista de nuevos territorios por parte de las potencias navales europeas; momento en el cual se crearon las bases para una interacción profunda y duradera en cuanto a “relaciones económicas”; dándole al capitalismo un punto de partida como el sistema de amplitud y gravitación mundial.
Si continuáramos desenrollando la línea del tiempo, encontraríamos un sin fin de acontecimientos, que aunque sin duda son trascendentales, seguramente desencadenarán en lo que algunos economistas definen como la locomotora del desarrollo económico: la revolución industrial. Por tal motivo, haremos un breve recuento de este gran proceso que, como veremos más adelante, trajo a nuestra contemporaneidad dos potencias: un eje consolidado y una potencia emergente, planteando una serie de parámetros para llegar al desarrollo y abriéndonos un paralelo para ubicar, el qué no hicimos y el dónde estamos, de una economía subdesarrollada como lo es la colombiana.
Para lo anterior, podemos iniciar desarrollando una idea global de donde esta Colombia. Colombia, es un país con 42,882592 millones de habitantes[5], ubicado en la zona noroccidental de América del Sur, su extensión territorial es de 1.141.748 km2 y es el único país del continente suramericano que tiene costas en dos océanos, el Océano Pacífico y el Océano Atlántico. De acuerdo con la constitución vigente (de 1991) Colombia es un Estado Social de Derecho, organizado en forma de república unitaria, en donde el poder público se encuentra separado en tres ramas; legislativa, ejecutiva y judicial, y en diversos órganos de control. El Producto Interno Bruto (PIB) colombiano para 2005 fue de aproximadamente 109 mil millones de dólares, constituyendo un 0.02% de la economía mundial[6].
A simple vista, podemos derivar que Colombia es un país latinoamericano sin mayor influencia en la economía del globo; aunque, como lo dijimos anteriormente, los grandes conceptos pueden generar una distorsión de la realidad. En consecuencia es importante darle un planteamiento verídico a una pregunta que tal vez muchos nos hacemos: ¿Qué posición ocupa Colombia en el mundo?, que considero, es evidente deducirla de una aun más significativa, ¿Por qué estamos donde estamos? Continuemos con la historia...
Muchas personas consideran que, simplemente, la revolución industrial fue el cambio presentado en la Historia Moderna de Europa (siglo XVIII), por el cual, se desencadenó el paso desde una economía agraria y artesana a otra dominada por la industria y la mecanización. No obstante, esta definición debe agregar a sus palabras, continuo y constante; ya que el pensamiento errado de que la revolución industrial fue efectuada hace dos siglos, no nos permite vislumbrar el proceso de desarrollo de la economía global, que nos remite a una posible cuarta revolución industrial en nuestros “próximos” días[7].
Lo cierto, es que la Primera Revolución Industrial se presenta en Inglaterra aproximadamente en 1780 con la aparición de la maquina de vapor, cuyo combustible era el agua y el carbón. Ésta innovación[8] generó un cambio en la economía, pasando, de un sistema precapitalista a uno capitalista debido a su gran utilidad tanto en los medios de trasporte (ferrocarril y barco de vapor) como en la importante industria textil. A esta última se le sumó la independencia de Estados Unidos, la cual trajo consigo al principal socio económico de la naciente potencia debido a que en Inglaterra no había los suficientes terrenos para cultivar los insumos.
Ya a comienzos del siglo XIX, Inglaterra había antecedido a las demás potencias en el desarrollo industrial, debido según algunos historiadores, a que llego a “conciliar las metas sociales con las aspiraciones e iniciativas personales y mejorar sus resultados merced a la sinergia[9] colectiva”[10]. También, cabe resaltar, que aunque los otros pueblos disponían de los atributos técnicos que los ingleses, no mostraron la misma capacidad para apropiarse productivamente de estos adelantos.
Ubicando a Colombia en esta época realmente no hay mucho que decir; era una de las tantas colonias de España con menos de un millón de habitantes basada en un sistema feudal. Por eso, es conveniente hacer el paralelo con las “Colombias”[11] del siglo XVIII y XIX, Alemania y Estados Unidos. Alemania por un lado, era un país desgarrado por la guerra y cuyos anteriores propietarios se disponían a restaurarlo. Unos pretendían volver a los antiguos regimenes, otros demandaban instituciones razonables con instrumentos totalmente nuevos, y no sobraban quienes deseaban un compromiso entre uno y otro[12], lo importante era la unión nacional. Por otro lado, como lo dijimos anteriormente, Estados Unidos se había convertido en el socio estratégico de Inglaterra después de una guerra de independencia que termino en 1782, y que trajo consigo un movimiento de desilusión y reacción que sigue a las épocas de gran tensión, debido a la individualidad de las trece colonias que habían conducido la lucha; esto trajo como consecuencia la campaña por la creación de una constitución que reorganizara al país, tanto política, como económicamente[13].
No obstante, estos problemas en vez de rezagarlos, los llevó a que se presentara una reestructuración que más adelante los impulsaría al desarrollo. Para esto, el principal objetivo era restarle poder a la hegemonía inglesa mediante la creación de políticas económicas pensadas a largo plazo. Como primer punto, ambos buscaron la consolidación de un Estado Nacional basado en una amplia priorización en la industria pensada desde el mercado interno, dándole una protección a la industria naciente, mediante la unificación del país. Recíprocamente, ambos enfatizaron en una política de educación, viendo en el talento humano una relación con la productividad y por ende con la tecnología; Alemania basó su sistema educativo en la educación popular dándole a la ciencia un valor de riqueza, mientras que Estados Unidos enfatizó su política en traer a la mejor gente del mundo para educar a sus ciudadanos.
Es esta transformación la que lleva a la Segunda Revolución Industrial (1880); marcada por la aparición del motor de explosión cuyo combustible es la gasolina, derivado del petróleo[14], que trae consigo la revolución del transporte, ligada a la aparición del automóvil, el avión y la trasformación del barco y el ferrocarril; y en la que Alemania y Estados Unidos alcanzan a Inglaterra en el poder mundial.
Mientras todo esto ocurre, Colombia se encontraba en el nacimiento de la patria, con una economía que fracasó en las exportaciones de materias primas que no lograron consolidarse (tabaco, quina y algodón); basada en el café como producto impulsador frente al resto del mundo, y con un Estado dominado por las clases criollas dirigentes cuya riqueza se basaba en el café y algunas industrias nacientes, respaldadas por sus grandes latifundios[15].
La historia continúa en el siglo con más transformaciones políticas, revoluciones sociales, culturales y tecnológicas que no tienen parangón[16] con períodos anteriores de la historia. El siglo XX se caracterizó por los avances de la tecnología, medicina y ciencia en general, pero también por atrocidades humanas tales como las Guerras Mundiales, el genocidio, el terrorismo y las diferencias económicas entre países. Este período, inició con una serie de adelantos tecnológicos, con un nuevo orden mundial en el cual aparecía Japón como potencia de la región Asiática, debido a su cambio en las políticas basadas en los ingredientes utilizados por sus antecesores, agregándole al factor educación, la copia de tecnología; una Latinoamérica joven y con problemas de formación y una Primera Guerra Mundial que envió al rezago a países como Rusia y Austria[17], y que ratifico la hegemonía de Estados Unidos y Japón y puso en entredicho la potestad inglesa. Es realmente en 1929, con la gran depresión, cuando se confirma que el modelo económico mundial, precedido por Inglaterra, necesita de una fuerte reestructuración. Paralelamente, en Alemania surge un movimiento sin precedentes, liderado por Adolfo Hitler, el cual constituye el marco de la Segunda Guerra Mundial; hecho que se va a constituir en el principal “gestor”[18] del mundo. La Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Estados Unidos se convierten en las únicas potencias del mundo, lo cual marcaría la Guerra Fría y un nuevo orden mundial.
Alternamente, en Colombia se vivió un cambio en el proceso de las actividades manufactureras, a través de una serie de subsidios y elevación de aranceles que dejaban ver la creciente intervención del Estado en la economía, y que sin embargo, falló por dificultades técnicas y tecnológicas y sobre todo por el mercado interno tan reducido. La crisis del 29 no se vio tan marcada, como en el resto de Latinoamérica, debido a las políticas inconscientes del gobierno de Olaya Herrera en donde el Estado fue el principal impulsor del sector industrial, acompañado del auge del café, banano y petróleo.
El nuevo orden mundial se vio marcado por la creación de un gran número de instituciones del orden mundial, como la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y conglomerados regionales; que se crearon con el fin de “promover” el desarrollo de todos los países emergentes del mundo[19] a través del proceso de sustitución de importaciones. Es a partir de este momento en donde vamos a centrar nuestro análisis, con el fin de comparar el proceso paralelo que se vivió entre los países del sudeste asiático (enfocándonos en Corea del Sur) y los latinoamericanos (enfocándonos en Colombia), y que arrojó como resultado el progresivo crecimiento de los primeros y una rezagación de los segundos.
Aproximadamente, a mediados de los cincuentas, Colombia era un país con un PIB superior al de Corea del Sur y vivía, a diferencia de dicho país, una estabilidad. Mientras tanto Corea presentaba una guerra interna entre el bloque socialista, Corea del Norte (Apoyo de la URSS) y el bloque capitalista, Corea del sur (apoyo de Estados Unidos), lo que la convertiría en el peón de la Guerra
Fría. Progresivamente, el proceso de sustitución de importaciones se vio acompañado por una ayuda norteamericana que le abrió mercados a su nuevo aliado; a lo que se le sumo un cambió político impulsado por políticas activas de desarrollo. Estas políticas se basaron en la transformación de los recursos: naturales; a través de una reforma agraria que impulsó la industria textil que más adelante se convertiría en la de electrodomésticos y carros, humanos; por medio de una reforma educativa que consistía en preparar a sus ciudadanos, en otras partes del mundo, con la única condición de que tenían que regresar y, que trajo consigo, un desarrollo en el valor agregado, físicos; mediante la creación de un programa de infraestructura, social; mediante el tejido empresarial y social, y por ultimo cultural; a través de la diversificación de las costumbres[20].
Simultáneamente, en Colombia el proceso se vive de otra forma. Hay una acción deliberada del Estado para elevar los aranceles, para solicitar crédito para la acumulación de capital e inversión; con las nuevas instituciones regionales, como la CEPAL, que se le sumaron al FMI, y para la conservación del ingreso real de algunos sectores influyentes, como el cafetero, a través del control de la tasa de cambio. Todo este manejo trajo como consecuencia una secuela devastadora para el proceso de desarrollo del país que se determinó acorde a las siguientes características[21]:
- Un proceso de oligopolización precoz; es decir, muy pocas empresas manejaban grandes mercados (Ej. Coltejer y Fabricato)[22].
- La configuración temprana de unos conglomerados económicos; lo cual significaba, que unas pocas empresas o élites se juntaban para tener el dominio de un número significativo de ramas industriales (Ej. Bavaria y el Grupo Antioqueño).
- Una limitada vinculación con la técnica y la tecnología.
Además, algunos autores atribuyen a la gran diferencia en el manejo del proceso, no sólamente a los malos manejos de las clases influyentes de Latinoamérica, sino a procesos totalmente distintos, como la cultura, en el caso oriental, con personas disciplinadas, con destrezas, productivas y cumplidas; lo que hizo más motivante la inversión de los extranjeros en estos países que en Latinoamérica[23]. Otros basan sus argumentos en las erráticas políticas planteadas por lo organismos de cooperación (Ej. FMI) que simplemente buscan el bienestar de unos sectores particulares de cada nación, enfocándose en las políticas de las potencias. Proceso que se verá reflejado, fuertemente, con el proceso de apertura económica encaminada a la globalización.
Terminado el proceso de sustitución de importaciones, a raíz de la Tercera Revolución Industrial impulsada por Estados Unidos y Japón - en donde la informática hace su aparición formal y el chip se torna fundamental para la creación de tecnología: televisión, radio, computación e Internet, electrodomésticos, entre otros – se da paso a la consolidación del neoliberalismo y los países latinoamericanos quedan de nuevo rezagados, mientras surge en el mundo los denominados “dragones del sudeste asiático”[24]. Como consecuencia de lo anterior, a Latinoamérica no le queda más que refugiarse en las políticas de las grandes instituciones mundiales, las cuales ven en la apertura económica la solución al problema latinoamericano.
El paso a la apertura económica se da, aproximadamente, a inicios de los años noventa, y Latinoamérica, es la región que aplica, en forma más disciplinada, las políticas económicas del Consenso de Washington[25]. Al inició de este ciclo, se ve un crecimiento efímero, debido a la demanda agregada provocada por el sector de las construcciones y el gran incremento en las importaciones, que envían a un segundo plano a la industria nacional, que en un momento dado revienta, generando un impacto negativo en la economía, más fuertemente reflejado en los últimos años de la década; período que termina con América Latina como la región con mayor desigualdad social de la Tierra y la única en la que no se avanzó en la lucha contra la pobreza[26].
Joseph Stiglitz[27], gran crítico de este modelo (y más que del modelo de las instituciones económicas mundiales) vivió y presenció desde las primeras butacas los efectos nocivos que trae consigo la aplicación, en el marco de la globalización, de políticas económicas manipuladas por intereses financieros e ideológicos. Él sostiene que la globalización, en sí, no es buena ni mala: si beneficia o golpea a los países y a sus habitantes, depende exclusivamente de sus administradores.
Según Stiglitz, el FMI traicionó los ideales que lo fundaron, y gracias a su concepción de la perfección de los mercados hundió en la pobreza y el caos a aquellos que eran los más pobres dentro de los pobres. Desde el caso etíope, pasando por una parte del este asiático y concluyendo con el latinoamericano, demuestra cómo las instituciones globales recomendaron aplicar políticas desacertadas y estándares que sólo colaboraron a exacerbar las crisis y llevar al mundo al borde de un colapso económico global. “La economía puede parecer una disciplina muy árida, pero un conjunto de buenas políticas económicas pueden cambiar la vida de todos los pobres del mundo”[28].
Con lo planteado por Stiglitz podemos llegar al final de un largo proceso de desarrollo mundial, y es aquí donde debemos preguntarnos si pudimos llegar al por qué del dónde estamos. Si bien es cierto que a partir del 2002, la economía colombiana se ha venido recuperando, no implica que sea por las políticas que se siguen llevando a cabo debido a instrucciones de las instituciones económicas. Además, este crecimiento no nos permite ni siquiera llegar a ver la senda del desarrollo verdadero. Vimos cómo se configuro el actual orden mundial que tiene a un Estados Unidos - que no era más que un peón en el desarrollo inglés - en el primer lugar; un Japón que con la copia de tecnología consolido un proceso fundamental en el desarrollo humano, en el segundo lugar; una Alemania que al igual que Estados Unidos, transformó sus políticas basándose en el nacionalismo, en el tercer lugar; y un gran número de naciones encabezadas por China, que simplemente hicieron las cosas bien, con disciplina y sin la intermediación de otros organismos, simplemente con sus ideas, y que resurgen en los primeros puestos de la lista mundial. ¿Es el actual crecimiento colombiano causado por alguno de estos aspectos, son los que nos han llevado a estar donde estamos?
Lo cierto es que Colombia, aparece en un puesto 42, con un PIB que influye en el mundo un 0.02% respecto al 32.1% de Estados Unidos, con el segundo índice de desigualdad de Latinoamérica y con un sin fin de problemas sociales que a simple vista nos permite ver que no vamos por buen camino. No obstante, seguimos buscando en las potencias la solución a nuestros problemas, dejando a un lado el nacionalismo, es más, pensando que nacionalismo es lo que muchos de nuestros idealistas plantean como: dejar de beber Coca-cola o en su defecto comer en McDonalds porque “eso es imperialista”; mientras un grupo selecto, con poder político y económico, firma Tratados de Libre Comercio, que lo único que reflejan es una asimetría que cada día ataca a la industria nacional naciente y en desarrollo, pero que particularmente traerá algunos beneficios; o que por otro lado invierten en una guerra sin fundamentos, mientras reducen el presupuesto o la inversión en educación, cierran hospitales y venden empresas del Estado. El nacionalismo simplemente se debe establecer apropiándose y explotando eficientemente lo que nos pertenece, argumentando al pueblo nuestras ideas, sin dejarlas caer, simplemente porque ir en contra del “poder” es morir; planteando una revolución que transforme el sistema, pero no una revolución violenta, más bien, una revolución del pensamiento.
¿Qué nos espera? Nos espera lo que cada uno de nosotros queramos, cada quién es responsable de su destino; tal vez las ideas ayuden. ¿En dónde estamos? Estamos donde hemos querido estar, cada quién es parte de la creación de su futuro. ¿Por qué estamos donde estamos? Saquen sus deducciones..
[1] VENGOA, Fazio Hugo. La globalización en su historia. 1ªedición. BogotáDC. Universidad Nacional de Colombia. Página 62.
[2] Diputado del grupo PSC-CpC en el Parlament de Catalunya. Profesor de Ciencias Sociales en ESADE.
[3]GFDL. Globalización. [en línea] http://es.wikipedia.org (consultado el 20 de marzo del 2007)
[4] VENGOA, Fanzio Hugo. Op.cit., p. 64
[5] Cifras censo DANE 2005.
[6] FUENTE: Banco Mundial.
[7] Cuando se habla de una cuarta revolución industrial se habla aproximadamente del 2030, en donde la biotecnología va a ser el principal motor del mundo.
[8] Cabe hacer la distinción entre invento e innovación. Invento, es todo aquello que aumenta el saber mientras que las innovaciones son todos los inventos que son realmente útiles, es decir, explotables económicamente.
[9] Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.
[10] LANDES. S. David. La riqueza y la pobreza de las naciones. Barcelona. Crítica. 1999. Página 208.
[11] Se le da esta denominación, debido a que la situación de estos dos países en esta época era muy similar a la que afronta la Colombia del siglo XXI. Marcados por una guerra, buscando el desarrollo y la integración y situados como los patios traseros de las potencias de la época (Inglaterra y Francia). Respecto a esto Jay nos presenta: “Somos rivales de Francia e Inglaterra en el comercio pesquero y podemos proveer sus mercados a menor costo de lo que pueden hacerlo, pese a sus esfuerzos para evitarlo mediante subsidios o establecimiento de impuestos sobre el mercado extranjero”; ¿no es esto lo que hace Estados Unidos respecto al agro colombiano, subsidiar sus productos?
[12] LIST. Federico. Sistema Nacional de Economía Política. México. Fondo de Cultura Económica. 1942.
[13] HAMILTON. A, MADISON J, JAY. J. El Federalista. México. Fondo de Cultura Económica. 2001.
[14] En la actualidad podemos ver la importancia que tiene el petróleo en la estabilidad económica de todos los países del mundo, en guerras como la de Irak y en el poder que otorga a sus productores (Ej. Venezuela y su socialismo del siglo XXI)
[15] Para un análisis general de la economía colombiana en el siglo XIX, véase OCAMPO. José Antonio. Colombia y la Economía Mundial. 1830-1910. Colombia. TM Editores.
[16] Comparación o semejanza.
[17] Países que volverían a aparecer en la escena mundial más adelante consiguiendo cierto poder, en especial Rusia al convertirse en la URSS.
[18] Cuando me refiero a gestor, es debido al efecto que traería consigo; es decir, el cambio en el orden mundial, la transformación de la tecnología y el asombroso desarrollo económico. No se hace referencia a los daños y muertes generadas por este acontecimiento.
[19] Cuando hablamos de países emergentes nos referimos a regiones como Asia y Latinoamérica.
[20] Véase también STIGLITZ. Joseph. Algunas enseñanzas del milagro del este asiático. The World Bank Research Observer, vol.11. 1995.
[21] Para un mayor análisis de este proceso véase MISAS. Gabriel. De la sustitución de importaciones a la apertura económica. La difícil consolidación industrial. Colombia. Universidad Nacional de Colombia.
[22] Influyentes empresas del sector textil.
[23] Véase MORAWETZ. David. ¿Por qué el emperador no se viste con ropa colombiana? Colombia. Universidad Nacional de Colombia.
[24] Se le denomina dragones, por su crecimiento acelerado del más del 6% durante 2 décadas, a Singapur, China, Taiwán y Corea del sur.
[25] Se entiende por Consenso de Washington un listado de políticas económicas consideradas durante los años 1990 por los organismos financieros internacionales y centros económicos con sede en Washington DC, Estados Unidos, como el mejor programa económico que los países latinoamericanos debían aplicar para impulsar el crecimiento luego de la crisis del modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones.
[26] Banco Mundial, 2003.
[27] Premio Nobel de Economía en 2001 y vicepresidente senior del Banco Mundial.
[28] Es importante abordar en este tema, para tal cometido véase STIGLITZ. Joseph. Malestar en la globalización. Barcelona. Alfaguara. 2001.
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