martes, 10 de marzo de 2009

Financiaremos un Buen Proyecto Nuclear si nos lo Presentan

Tomado del diario ABC


Colaborador del ex ministro de Economía Carlos Solchaga, Maurici Lucena Betriu (Barcelona, 1975) fue uno de los cerebros escogidos por el hoy ministro de Industria, Miguel Sebastián, para la elaboración del programa económico del presidente Rodríguez Zapatero en 2004. Desde entonces, ocupa el cargo de director general del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) cuyo presupuesto ha duplicado en poco más de cuatro años, disparando la cartera de proyectos un 44%. Unas cifras que le convierten en uno de los artífices del «milagro» de la innovación española, como reconoció en julio la Agencia Espacial Europea (ESA) al convertirle en su primer presidente español. Hoy, desde ambos cargos, analiza el futuro de la I+D española ante los desafíos que plantea la crisis.


¿España ha tocado techo o hace falta mantener el esfuerzo público en innovación?


En la pasada legislatura el esfuerzo presupuestario a la inversión en I+D se multiplicó por 2,3 y para esta legislatura sigue siendo una prioridad, pero no vamos a poder mantener los incrementos presupuestarios vistos en la última legislatura. Ya hemos alcanzado un volumen de fondos razonable para el puesto que la economía española ocupa en el mundo, y lo que debemos hacer es elevar la eficiencia del sistema de ayudas.


Entonces, ¿la inversión de España en I+D es la adecuada?


No digo que el nivel sea el adecuado sino que el volumen público es significativo. No está claro que sea necesario incrementar mucho más el esfuerzo inversor público, sino mejorar el diseño de los programas de financiación, los procesos de evaluación y el seguimiento de las ayudas concedidas.


AETIC, patronal de las «telecos», dice que si el aumento de las ayudas se reduce, España perderá lo ganado...


No corremos ese riesgo. AETIC defiende sus intereses y el Gobierno debe velar por el interés general. En un momento de restricción presupuestaria como el actual, lo que debe hacer el Estado es seleccionar y priorizar muy bien el gasto. Y no tengo claro que las quejas de AETIC estén justificadas, viendo el incremento fortísimo del gasto público en I+D que se ha destinado a ese sector. De todas formas el programa de referencia de este sector es el programa Avanza y ése lo gestiona el Ministerio de Industria, con lo que poco puedo dar aparte de mi opinión.


¿No cree que el Plan E ha sido la oportunidad perdida para dotar a España de una nueva economía de la innovación?


Indudablemente, desde el Ministerio de Ciencia e Innovación nos hubiera gustado que la I+D tuviera mayor peso en el Plan E, pero nos han asignado 500 millones «extra» que están muy bien. Creo que muchos economistas están hablando de manera precipitada y sin conocer la naturaleza de la crisis. Lo que hay que preguntarse es qué previsiones de crecimiento tendríamos si no se hubiera lanzado el Plan E.


¿Serían inferiores?


Ni se sabe cuánto. No sólo por la caída del PIB sino por la desconfianza que se hubiera generado en los agentes. Me considero un economista muy ortodoxo y estoy de acuerdo en que las medidas de política fiscal discrecional como el Plan E tienen sus riesgos, porque pueden llegar tarde. Sin embargo, esta crisis es de tal magnitud que el Plan E es totalmente oportuno y va a venir perfecto. Sería una irresponsabilidad del Gobierno no haberlo aprobado.


¿No cree que en 2010 hará falta otro plan de estímulo?


No lo sé. Soy de los optimistas y creo que si no hay más sorpresas, que no cabe descartarlas, el sistema financiero debiera normalizarse a finales de año y cuando eso ocurra estaremos preparados para hablar de la recuperación de la recesión.


Hasta entonces, ¿qué pasará con la innovación?


Desde una perspectiva tecnológica, el problema no es la recesión sino el estado del sistema financiero. Es muy difícil saber lo que va a pasar con el esfuerzo innovador y yo lo que veo es mucha incertidumbre. En el caso español existen esquemas de incentivos públicos con una generosidad que nunca había existido, y en el caso de las empresas creo que todas han asumido la necesidad de innovar como fuente principal de la competitividad, pero está por ver lo que va a ocurrir.


Supongo que los bancos también han cerrado el grifo para el sector de la innovación...


El momento actual es muy complicado para las empresas en nuestro ámbito de actuación, porque quien más y quien menos tiene dificultades serias de financiación: las empresas tienen más dificultades que en el pasado para devolvernos los préstamos y también para complementar las ayudas que les damos. En valores absolutos, la cartera de peticiones del CDTI no se ha resentido, pero claro que lo notamos.


Con este saldo, casi podemos apostar a que veremos descender el esfuerzo innovador en las empresas españolas...


Realmente no sabemos cómo evolucionará, ni qué pasará con la inversión de las empresas en I+D. Aún está por ver si prevalecerá el efecto de la crisis o el esfuerzo en innovación. España es un país muy maduro y confiemos en que prevalezca la inversión en I+D+i porque ninguna empresa con cierto tamaño y vocación de permanencia ignora su importancia.


Entonces, ¿el riesgo está en las pymes?


No hay duda de que una pequeña empresa recién creada, que haya basado sus ingresos en la innovación, tiene ahora más problemas, porque se encuentra con mayores dificultades que un grupo grande para la renovación de sus pólizas de crédito. Pero, por eso, nosotros hemos hecho hincapié en este nicho durante los últimos meses. Intentamos que nuestra ayuda siga siendo la misma independientemente de las condiciones de mercado. Y eso, en la actual situación, significa mayor flexibilidad a la hora de pedir avales o anticipar dinero a las empresas.


¿Veremos nuevas medidas de apoyo a la innovación privada en próximos meses?


Hemos hecho muchas cosas ya y la ministra Garmendia ha insistido mucho en este tema. De forma general, hemos retirado la exigencia de una proporción muy alta de garantías, elevado los anticipos de dinero, y agilizado una línea de financiación con bancos elevando su margen de intermediación. Por ejemplo, en el programa Cenit hemos retirado los avales; entregamos el dinero y sólo lo reclamamos si no se realiza lo pactado. Además, hemos bajado el umbral mínimo por proyecto hasta 15 millones y reducido el umbral de subcontratación a centros de investigación. También tenemos ahora hasta 70 millones para proyectos tecnológicos de pequeñas empresas a las que no pediremos garantías cualquiera que sea la evaluación financiera...


La nueva ley de la Ciencia creará una nueva agencia de financiación para innovación, ¿cómo le afecta eso al CDTI?


Bueno, ahora lo que existe es sólo un borrador que debe discutirse internamente en el Gobierno y pasar por el Congreso. En la tramitación puede cambiar bastante. No obstante, el borrador lo que recoge textualmente es la existencia de dos agencias de financiación, de las que una será el CDTI que seguirá financiando la I+D empresarial. La otra agencia será de nueva creación y sólo se dedicará a financiar la I+D científica básica. Y donde exista una barrera difusa debería haber una cofinanciación.


¿Financiaría un proyecto de innovación en el ámbito de la energía nuclear?


El CDTI no puede tener ningún juicio «a priori» sobre ningún área y si se nos presenta un proyecto de innovación nuclear bueno, lo financiaremos. De hecho, entre 2004 y 2008 el CDTI ha apoyado 13 proyectos en el ámbito de la energía nuclear, la mayoría centrados en mejoras de la seguridad e inspección de las centrales. Hay que separar de nuestros objetivos las prioridades que establece Industria para la política energética.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bueno que en Colombia se financiaran tales proyectos en vez de financiar la guerra que es lo que nos tiene de mal en peor.

Luz Stella PB dijo...

Cuando el presupuesto es escaso, es cuando se deben distribuir mejor los recursos para poder aprobecharlos y ser eficientes.
Colombia es uno de los paises que invierte menos en investigacion tal vez ese sea uno de los factores por los cuales somos subdesarrollados.