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Un tibio amanecer de finales del mes de Abril del año de 1986; arriban al portal de la clínica, MEJOR VIVIR, Pedro y María, tomados de la mano, unidos por una mezcla de preocupación y alegría, reflejadas en sus ojos, ante la llegada de su primogénito.
La enfermera, que hacía pocos meses había llegado de Suecia, amiga personal de Pedro y María; ingresa al consultorio con una tina colmada de agua que ha sido expuesta a la luz de la luna, con pétalos de rosas blancas, significando la pureza de la llegada de un ser muy especial. Doctor, dice la enfermera, ya está todo listo; muy bien, ya viene el bebé. Pedro contiene la respiración, no quiere perder ni un segundo de tan magno acontecimiento, María rebosa de alegría al sentir que su bebé ha nacido. Pedro y María se miran con infinita ternura, unidos por una indescriptible sensación de grandeza, agradecidos con el creador por permitir la llegada de Juanito, un hermoso bebé, de ceño fruncido, en señal de que extrañaba su anterior morada, pesó
3 comentarios:
Que importante es sentirse feliz, es solidificar lo que queremos y anhelamos, y es ver el fruto del Amor, sobre todo de un Amor sincero, intenso, y verdadero.
El hecho de traer al mundo a un nuevo ser, es el más grande gesto de amor y realización de un ser humano.
Gracias.
Que bonito escrito..
Creo que nada se compara, es el mayor don que podemos tener las mujeres; poder traer al mundo a una nueva personita, un nuevo ser, debe ser una felicidad inimaginable!!
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