Por Patricia Chacon.
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El tiempo hace olvidar el verdadero significado de las cosas que parecen sencillas pero que en el fondo devuelven las ganas de sonreír, le dan otra salida a la cotidianidad, hacen renacer la esperanza y recordar los sueños.
Éste, junto con la experiencia, quien oculta con seguridad el núcleo de la verdadera razón de la existencia, obtienen la confianza absoluta, que se roban la alegría, y con ellos el dolor empieza a herir, y sin que se quiera, se lastima.
A ellos se une la razón, quien da órdenes sin pedir opiniones. Se cree que la razón es la sabia de la vida, que aunque vive en la más poderosa de las máquinas que el hombre nunca logrará igualar, “el cerebro” (algo misterioso e impredecible), hace olvidar que la vida no es una línea recta ¡que se hace a su voluntad!, sino que es fluctuante, oscila entre diferentes puntos, unos bastante altos y otros al contrario por debajo de lo esperado.
Sin querer simplemente se siguen las huellas de aquello que se cree indisoluble y fuerte, pero detrás de la dureza y la solidez de las cosas, la naturaleza siempre nos seguirá sorprendiendo; habrán fuertes temblores, sismos, huracanes, e inundaciones, pero lamentablemente solo algunos sobrevivirán, quizás no los más fuertes, pero quizás tampoco los más débiles, tal vez, solo quienes entiendan que el mundo es amplio y que en él hay vida, lograrán disfrutar el respirar, el caminar, el sentir los rayos del sol y el ver la profundidad de una sonrisa y una lágrima.
A su vez, pensamientos egocéntricos le dan salida al egoísmo, llevando a que las cosas se hagan por y para la voluntad de nuestros deseos, ocasionando que los sueños no sigan su rumbo, y con esto más corazones rotos y destruidos por el dolor.
Desafortunadamente, la claridad del pasado es absoluta, y aunque el tiempo en su momento intento confundirnos, éste al final va ha ser claro, y sin compasión, seguirá andando sin detenerse. La balanza se inclinara, y nada de lo que la razón, la experiencia y el mismo tiempo hicieron creer, servirá para decirle al corazón que se ha envejecido, sin haber siquiera experimentado la dulce melancolía de la felicidad.
Una felicidad que parece locura, pero que quiere sin explicación alguna ser curada por la razón, nuevamente la razón sigue siendo la sabia en una vida donde los suspiros son más largos que el tiempo.
No se puede olvidar que el ejército de la vida no puede administrarse con reglas de etiqueta.
3 comentarios:
Lo bonito de la vida es disfrutar esas pequeñas cosas,que por nuestro afán,estres diario no logramos detectar.Dejamos pasar esos momentos que no volverán.Tan solo cuando llegamos al ocaso de nuestras vidas reflexionamos en que se nos fue la vida sin disfrutar tan solo una ínfima parte de ella.
Me gustan muchas frases;por ejemplo " donde los suspiros son mas largos que el tiempo " pero la verdad no entiendo el titulo, y al final, no le veo la relacion con lo de reglas de etiqueta?
Quizás el titulo parezca que no tiene ninguna relación, pero eso es finalmente algo irrelevante. Lo importante es que finalmente el artículo haya podido transmitir algún mensaje por ínfimo que sea.
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