_________________________________________________
Fabris, Adriano. (2001) El giro lingüístico: hermenéutica y análisis del lenguaje. Colección Historia del pensamiento y la cultura (56). Ediciones Akal.
Hermenéutica. Entre el poder de la palabra y la imaginación humana.
I
Una corriente epistemológica humanista, basada en la posibilidad del lenguaje, donde no hay manera de expresar la realidad si no se acude a la representación, es decir, al símbolo, me causa gran entusiasmo y curiosidad. Al estudiar letras, uno se deja llevar por las paraísos de la palabra, la interpretación y la imaginación. La palabra se convierte en el fundamento de toda acción literaria. Queremos arrebatarle el misterio a la vida mediante las palabras y por eso aún leemos atentamente a los clásicos. Queremos compañía en esta suerte de tragedia que es el mundo contemporáneo y acudimos a los relatos que por generaciones han sobrepasado la marca imborrable del tiempo. En un principio pareciera que el oficio del literato fuera algo totalmente distinto al de otros humanistas (antropólogos, historiadores, filósofos) y más radicalmente al de un científico natural. En este grupo de actividades humanas, primero se opondría la verdad, aparecería la ficción como barrera infranqueable, y después seguramente el método y la responsabilidad por lo que se dice. Pero intentando anclar puntos de contacto que expresen y puedan comprometerse en la comprensión del comportamiento humano como un todo, vemos en el eje fundamental de la acción humana el lenguaje. Tanto literatos como científicos sociales o naturales, deben crear un lenguaje, algo que no está en el mundo para decir algo del mundo. Inventamos un código y sus interpretaciones “correctas”. En esencia tenemos el poder de imaginar, un pueblo llamado Macondo, con unas casas con aspecto de huevos prehistóricos, como también el átomo de Bohr. ¿Cuál de los dos es verdad o realidad? ¿Pertenecen ambas expresiones al mundo del lenguaje y por lo tanto de la interpretación, de las referencias construidas culturalmente para comprender este mundo?
Estas consideraciones me condujeron como Caronte cruzando el Estigia, hacia la fatalidad, o mejor dicho, la inevitable búsqueda de investigar acerca de la hermenéutica, lo cual me condujo, entre pesquisas en la biblioteca, al libro del profesor Fabris.
II
Esta discusión, o la pertinencia y relevancia de la hermenéutica para el mundo de la ciencia y el arte, está implicada en dos visiones diferentes del lenguaje: “una forma de tratar el lenguaje con miras a fijar reglas de su uso correcto”, donde aparecerá el lenguaje positivo, descriptivo, que sólo cree emular los hechos, y otra postura donde se trata de una “concepción de la lengua en cuanto horizonte en el que se ponen todas nuestras relaciones con los hombres y las cosas” (Fabris, 2001: 5-6) Donde precisamente se generan dinámicas sociales, históricas y pedagógicas, que imprimen interpretaciones y modos de significar el mundo. Para la primera será la lengua o deberá referirse objetiva y metódicamente al mundo, funcionando como espejo instrumento que sólo quiere transmitir y reproducir fiel y cabalmente lo que está afuera. Para la segunda la lengua tendrá el valor de la comunicación humana, donde se pondrán en juego las capacidades de transmisión de un saber que implica el nivel denotativo, en cuanto sociedad que se pone de acuerdo en ciertos referentes, y a su vez el nivel connotativo, donde entra en escena la creatividad del individuo para generar nuevos significados.
Tres autores han sido determinantes en la consolidación del universo hermenéutico, por decirlo de alguna forma, en el S.XX. Wittgenstein, Heidegger, y Gadamer.
Wittgenstein plantea que “tanto el lenguaje como las actividades que constituyen su tejido –esto es, el lenguaje entendido como conjunto de actividades expresivas y de comportamientos vitales- pueden definirse como un conjunto de juegos lingüísticos, o sea, de modalidades estructurales del habla, de procesos diversos del uso de las palabras según determinadas reglas” (Fabris, 2001: 19) Lo cual implica una capacidad del hablante que postula la creatividad y la diversidad, y rechaza un sentido fijo o único.
Heidegger a partir de sus estudios poéticos, encuentra en el lenguaje la capacidad de experimentación y creatividad que ha tenido la palabra en la poesía, y que a su vez ha rechazado la inmutabilidad del significado. El profesor Fabris explica su pensamiento tomando estas afirmaciones “En principio, no es el hombre el que habla, sino el lenguaje (die sprache spricht). Que el hombre hable no es más que una consecuencia del hecho de que el lenguaje ha sido ya de siempre donado... Por lo tanto al hombre le resulta ante todo necesario aprender a morar en el lenguaje, aprender a hablar habitando la diferencia” (Fabris 2001,29-31)
Gadamer, con su texto insigne “Verdad y Metodo” plantea que “la hermenéutica no sólo pueda ser considerada como una teoría, sino también, y más exactamente, como praxis” que implica por lo tanto la discusión y el debate, donde “éste se realiza en forma de diálogo y según la “lógica de pregunta y respuesta”, en la que el ejercicio con sentido de la palabra permite elaborar nuevas perspectivas sobre el mundo. Por consiguiente, sólo gracias al fuerte vínculo establecido entre pensamiento y lenguaje le es posible al hombre insertarse en el curso de la tradición y, sobre todo, prolongarla y llevarla a cumplimiento” (Fabris 2001, 49)
El profesor Fabris, encuentra en estos tres personaje, tres aspectos clave de la hermenéutica: la actitud polémica contra la primacía de la apofánsis (el lenguaje como espejo que solo debe reproducir el sentido verdadero del mundo), el acto expresivo como el modo prioritario en el que se establece la relación del hombre con el mundo, y la idea de la lengua en su conjunto la que determina los confines de nuestro pensar (Fabris 2001, 47- 50) El camino de la hermenéutica será emprendido a su vez en años más cercanos a nosotros entre otras personas por Habermas, Levinas, Derrida.
III
Con este esbozo, como a vuelo de pájaro, para finalizar quisiera concluir esta presentación con algunas ideas, que estos planteamientos me han llevado a pensar y ha revitalizar ciertas lecturas que he hecho desde la literatura.
Las culturas están separadas por el discurso, por las ficciones; la realidad no las separa, sino la interpretación que se hace de éstas. Como nos muestra Borges, en su narrativa, nos convertimos en culturas interpretativas que por medio del artificio, del discurso, de la ficción, abordamos la realidad. Nos convertimos en comunidades en la medida que compartimos libros, discursos, interpretaciones, artificios, ficciones, literatura. Cuando miramos la realidad, lo que estamos haciendo es leyéndola, y sólo podemos entenderla (si eso es lo que queremos por supuesto) por los símbolos y los signos. En esta medida habitamos lenguajes más que mundos. El ser humano esta leyendo, leyendo ficciones que han recogido la esencia y las formas de percibir la realidad en determinados momentos históricos. Estas ficciones (en tanto que son productos humanos, sean o no científicas) se baten a capa y espada en la discusión entre las categorías de ficción y realidad, verdad y mentira. Sin embargo la realidad inevitablemente la captamos a través de varios filtros: el primero de ellos (y quizá la forma directa de establecer un contacto) es a través de nuestros sentidos, el segundo a partir de nuestra razón, y el tercero mediante nuestra experiencia: es decir la conjunción entre la historia personal y el contexto que habitamos. Obviamente todo esto va unido, y simplemente hacemos esta separación con la intención de intentar comprender y hacer conciente la complejidad de los procesos a los que nos vemos abocados en la vida. Lo que me interesa mostrar aquí es la forma en que vivimos la realidad mediante la creación de un discurso, es decir una narrativa. Con ésta experimentamos el mundo. La pregunta entonces es ¿qué narrativa (científica, histórica, artística, socialista, etc) elegimos para vivir?
3 comentarios:
Cada ser humano, tiene una persepción diferente de la realidad, y del entorno en el que se desemvuelve a diario. Cada uno dependiendo de aquello que hayan captado sus sentidos, unido a los conocimientos que tenga acerca de lo que percibió, puede dar una opinión diferente de las circustacionas y de las cosas.
y respondiendo a la pregunta, que narrativa elegimos para vivir: yo pienso que más que una elección, es un conjunto de gustos, experiencias, que se nos ha impartido desde nuestro nacimiento, lo cual hace que nuestras ideas poco a poco se solidifiquen, y podamos mejorar aquello que se nos fue elegido para vivir.
Dos inquietudes, tergiversaciones o glosas al texto anterior. La primera de orden poético. Recordemos la frase retomada por el profesor Fabris: “no es el hombre el que habla sino el lenguaje”. Esto sugiere que el lenguaje viene de muy lejos, que nacemos sin lenguaje, y que si logramos pronunciar una palabra en griego estamos escuchando las palabras de los hombres que construyeron panteones e inventaron la democracia y el teatro. En otras palabras, lo que nos une al hombre primitivo y al hombre del futuro es el lenguaje (así como el deseo y la mortalidad).
Y la segunda inquietud, derivada de la primera, es otra glosa del final del texto y del comentario de Patricia. Me parece que este escrito, ameno y lúcido, nos recuerda el problema del yo, esa vieja pregunta por saber si yo soy yo, o si yo soy el otro, si mis palabras son mías, o son palabras que los seres (los padres, los amigos, los libros, la cultura) han ido dejando en mí. La posibilidad emotiva y optimista del libre arbitrio se pone en tela de juicio. Si el yo, la historia, la cultura, son discursos e interpretaciones, es decir, ficciones, ¿qué clase de ficción somos nosotros?
Yo pienso que la narrativa que se elije, o el discurso mismo, que uno construye a medida que pasa el tiempo ...Difiere principalmente de la experiencia...Pero obviamente una selección particular ya sea científica, histórica, artística y demás....No se evidencia esplíscitamente por parte de alguna persona...Al contrario creo que la combinación de todas estas es realizada hasta por el ser más ignorante que haya...Ya que sencillamente la narrativa para el hombre es casi su misma esencia....
Gracias.
Publicar un comentario