La Situación en Colombia, Como el Reflejo de lo Que Somos: Entre el Dinero Fácil y La Censura

Por Jennifer Angel.

Es para la comunidad ATALAP, un honor presentar el siguiente artículo, que fue escrito por la Geóloga Jenifer Angel, que desde ahora nos va a acompañar con sus valiosas palabras y aportes en este espacio.
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Entre la crisis económica mundial, originada en el mercado de guerra de los Estados Unidos y esparcida alrededor del mundo a través de la penetración de los “gringos” en los asuntos socio-políticos globales, con el fin de conseguir sustento a su economía de consumo (porque es una verdad que en especial los países llamados “en vía de desarrollo” sostienen el estilo de vida Norteamericano); se expandió por el mundo también dos noticias acerca de nuestro país, y no son precisamente noticias para enorgullecerse cuando uno las escucha por los noticieros en otro idioma.

La primera hace alusión al estado de emergencia social que se impuso en Colombia una vez que miles de personas fueron robadas “en cadena” por medio de lo que parecía ser el negocio de la vida tan sólido como una pirámide; y la segunda noticia habla de un fiscal que ordeno la indagación en claustros de las Universidades públicas.

Voy a comentar brevemente acerca de estas dos:

1. Pirámides: dinero fácil y reflejo de la sociedad

Primero, anoto mi concordancia con el autor del blog en el artículo del lunes 17 de noviembre y le agradezco por expresar con su conocimiento en las ciencias económicas, las implicaciones sociales que originan este tipo de actividades.

Se llaman pirámides, haciendo alusión a su mecanismo de operación, que consiste en que “los de arriba” reciben el dinero de los que están una línea abajo (los nuevos incautos) y así sucesivamente, lo que se convierte en una situación insostenible (simplemente porque el número de personas es finito). Las personas son atraídas a “invertir” su dinero a cambio de rentabilidades altísimas obtenidas en poco tiempo, es decir atraídas por el dinero fácil, y es fácil porque milagrosamente (como en el pasaje de la biblia) el dinero se multiplica, y no hay intereses o pagos excesivos como sucede en una cuenta de ahorros en el sistema bancario (puya para el sistema financiero). Eso del dinero reproduciéndose sería esplendoroso, si no contextualizamos en nuestra realidad nacional de narcotráfico, masacres, paramilitares, corrupción, guerrilla; principales agentes generadores de violencia y de dinero “sucio”…. lo que me lleva a citar una reflexión que hice hace algún tiempo cuando decidí irrefutablemente ser honesta (en la medida de mis posibilidades); “cualquier peso que yo reciba, que no sea a cambio de mi trabajo, le debe estar siendo robado a alguien o está untado de sangre”.

En estas circunstancias se refleja la verdadera idiosincrasia de la sociedad, se refleja el gusto por el dinero fácil y la doble moral por parte de pueblo (que no siempre actúa por las causas nobles); y también de otro lado, el cansancio generalizado por el excesivo abuso del sistema financiero (Bancos españoles, gringos, europeos y hasta colombianos) y en consecuencia quienes “pescan en río revuelto peces inadvertidos” (los vivos, “los avispaos”, los corruptos…).

Curiosamente otra cosa que demuestra la existencia de pirámides o de DMG por ejemplo, es que los colombianos ¡si pueden ahorrar!, yo me pregunto ¿cómo gente que no tiene ni cuenta bancaria o ingresos fijos (mucho menos techo fijo), tiene “pa´ meter” plata religiosamente? (obviamente atraídos absurdamente por las ganancia fáciles). Si realmente hiciéramos ese mismo esfuerzo por ahorrar el dinero del trabajo honesto, no dejaríamos lugar a que personas inescrupulosas jugaran con nuestros sueños y nuestra moral (quizás hasta la rentabilidad de corrupción y narcotráfico disminuirían).

Al intentar explicar que si había tantas pruebas contra DMG, ¿porque hasta ahora le importó al sistema judicial?, no salió de mi mente un encabezado de El Tiempo que hablaba, que la discusión del estado de emergencia y la situación con DMG había detenido y remplazado (“saboteado”, es mi interpretación) una discusión importante en el Senado en contra de la nueva reelección presidencial. No dejo de pensar que nuestro gobierno actual aproveche y despliegue “cortinas de humo”, para, como siempre, cubrir sus actuaciones y sus responsabilidades jurídicas. Pero por ahora son solo pálpitos, para mí, más que fundamentados.

2. ¿Y la U?: Publica o censurada

Otra noticia que en definitiva me afecta directamente (pues honradamente soy UNAL), tiene que ver con la determinación de un fiscal especializado de la unidad contra el terrorismo (Jorge Iván Piedrahíta Montoya), que ordenó inspeccionar las bases de datos de universidades públicas y privadas en busca de presuntos guerrilleros.

Y como dijo el profesor José J. Giraldo de la UN, “es cierto que algunas FUERZAS que se dicen POPULARES también nos intimidan e impiden u obstaculizan la opinión; es cierto que en el campus hay (o ha habido) traficantes de narcóticos”. Pero eso no autoriza a poner en el mismo costal (como lo hacen las FUERZAS Y REPRESENTANTES DEL ESTADO), a pensadores, profesores y estudiantes inconformes, opositores y críticos; quienes simplemente ejercemos el libre derecho a opinar y expresar, a veces hasta con movimientos y marchas, nuestro pensamiento social.

Pero y ¿quién es este fiscal?, según Semana (21 de noviembre http://www.semana.com/noticias-opinion/fiscal-camuflado/117742.aspx ), éste ha sido un jurista aficionado por las armas, los uniformes y por el poder. Parece que es un brazo más del denominado “terrorismo de estado”, ayudando a capturar y desaparecer trabajadores, creándoles unos antecedentes de insurgencia como guerrilleros, de la mano de grupos paramilitares. Y es que en los últimos meses las universidades públicas colombianas, y algunas privadas, han venido siendo estigmatizadas por diferentes funcionarios del gobierno colombiano, desde el Presidente de la República, pasando por una senadora y varios concejales de Bogotá.

Finalmente, agradezco el espacio de opinión del blog y el tiempo de los lectores, haciendo una última reflexión:

¿Qué se necesita para que Colombia sea un país honesto y de respeto a la opinión?, difícil de responder, porque sería acudir a una utopía alejada de la realidad. Sólo se puede decir que hay que sostener la incansable expresión del pensamiento crítico, la transparencia incorruptible de los actos y evitar que dentro de éste mismo “costal” llamado Colombia, las manzanas podridas se queden con lo más importante: nuestra moral y nuestros valores.