Tomado de http://www.portalplanetasedna.com.ar/leonardo_da_vinci.htm
Leonardo Da Vinci es uno de los grandes maestros del Renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fueron la clave de su obra. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte. Sus investigaciones científicas, sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica, anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.
En el siglo XV, Italia no era el país unificado que conocemos hoy. La península estaba dividida en varios estados independientes, gobernados por diferentes familias que luchaban entre sí por el poder. Las ciudades más importantes eran Nápoles en el Sur, Roma en la parte central, controlada por los Papas de la Iglesia Católica Romana y, al norte, Florencia, Milán y Venecia.
Leonardo di Ser Piero da Vinci nació el 15 de abril de 1452 en una casa de Anchiano, a tres kilómetros del pueblo toscano de Vinci, siendo hijo natural e ilegítimo de Ser Piero da Vinci, un prominente notario florentino. Fue criado en la casa de su abuelo paterno y Ser Piero arregló que la madre, una campesina llamada Caterina, se casara con un aldeano vecino, mientras que él se casó con otra mujer.
Más tarde, sus padres tuvieron más hijos, cada uno en su respectivo matrimonio, lo que le dio a Leonardo un total de 17 medios hermanos y hermanas, con quienes siempre mantuvo contacto.
Padre e hijo se mudaron a la cercana Florencia y el joven recibió la más exquisita educación que la ciudad, centro artístico e intelectual de Italia, podía ofrecer, además de tener acceso a valiosos textos de la biblioteca familiar y otros de amigos de su padre. Leonardo era elegante, persuasivo en la conversación y un extraordinario músico e improvisador.
Cuando Leonardo cumplió 15 años, su padre lo envió como aprendiz al taller de Andrea del Verrocchio, el artista más importante de Florencia, escultor, pintor y orfebre. Su apasionada preocupación por la calidad y su interés en expresar la movilidad vital de la figura humana fueron elementos importantes en la formación artística de Leonardo, quien se inició en diversas actividades, desde la pintura de retablos y tablas, hasta la elaboración de grandes proyectos escultóricos en mármol y bronce.
En esta etapa de su formación, el joven también estudió la anatomía humana, participando en la disección de cadáveres de criminales en la facultad médica. Entonces no existían la refrigeración o la conservación con formol y los cuerpos se descomponían muy rápido, por lo que Leonardo trabajaba velozmente, realizando observaciones y apuntes, movido por su gran curiosidad.
Sus estudios de anatomía le permitieron conocer las proporciones físicas de las personas, logrando figuras de asombrosa exactitud al representar la figura humana, cuyo "ideal" siempre buscó.
Después de su aprendizaje, Leonardo entró a formar parte del gremio de pintores de Florencia y aunque a los 20 años ya era maestro independiente, con un estilo propio y original, permaneció como asistente en el taller de Verocchio, interesándose mucho por descubrir nuevas técnicas para trabajar al óleo. Su reputación crecía y los encargos aumentaban. Se dice que su talento era tal, que Verocchio decidió ya no pintar más.
En busca de nuevos retos y de mejores ingresos, a los 30 años se trasladó a Milán, donde entró al servicio de Ludovico Sforza, Duque de Milán y embajador de Florencia, tras haberle escrito una carta en la que el artista se ofrecía como pintor, escultor y arquitecto, además de ingeniero, inventor e hidráulico. Afirmaba que podía construir puentes portátiles, que conocía las técnicas para realizar bombardeos, construir barcos y vehículos acorazados, cañones, catapultas y otras máquinas de guerra.
Estuvo durante 17 años en esa ciudad, trabajando en proyectos de todo tipo, tanto artísticos como científicos, en los que el deseo de experimentar era su principal objetivo. Estaba muy interesado en las leyes del movimiento y la propulsión, dedicando sus esfuerzos a la ingeniería militar, desarrollando métodos para disparar catapultas y desviar ríos, sirviendo al Duque como ingeniero en sus numerosas empresas militares y también como arquitecto. Además, fungió como músico y organizador de fiestas, inventando ingeniosos mecanismos para los espectáculos teatrales, torneos y festivales del Duque.
Esto no le impedía realizar ocasionales encargos artísticos para Florencia, que frecuentemente dejaba inacabados, ya que lo absorbían sus múltiples intereses. Estudió a Euclides con el matemático italiano Luca Pacioli y lo ayudó en su célebre obra "La Divina Proporción". También empezó a explorar los principios del vuelo humano y continuó sus estudios de anatomía.
Su estudio en Milán estaba lleno de actividad con sus aprendices y estudiantes, para los cuales escribió los textos que más tarde agruparía en su "Tratado de la Pintura".
La obra más importante del periodo milanés de Leonardo son las dos versiones de la "Virgen de las Rocas", donde aplica el esquema de composición triangular que encierra a la Virgen, el Niño, San Juan y el Ángel, y por otro lado, utiliza por primera vez la técnica del sfumato.
Durante dos años trabajó en su obra maestra "La Última Cena", pintura mural para el refectorio del monasterio de Santa Maria delle Grazie, en la que recrea un tema tradicional de manera completamente nueva. En lugar de mostrar a los doce Apóstoles aislados, los presenta agrupados de tres en tres, dentro de una dinámica composición.
Desgraciadamente, su empleo experimental del óleo sobre yeso seco provocó problemas técnicos que condujeron a su rápido deterioro tres años después. Desde 1726 se llevaron a cabo intentos fallidos de restauración y la pintura resistió a varias guerras, incluyendo los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Hace 26 años, en 1977, se inició un programa haciendo uso de las más modernas tecnologías, como consecuencia del cual se han experimentado algunas mejoras. Aunque la mayor parte de la superficie original se ha perdido, la grandiosidad de la composición y la penetración fisonómica y psicológica de los personajes dan una vaga visión de su pasado esplendor.
Durante su larga estancia en Milán, Leonardo también realizó otras pinturas y dibujos, la mayoría de los cuales no se conservan; escenografías teatrales, dibujos arquitectónicos y modelos para la cúpula de la Catedral de la ciudad.
Su mayor encargo fue el monumento ecuestre en bronce a tamaño colosal de Francesco Sforza, padre de Ludovico, para su ubicación en el patio del castillo Sforzesco, en la que Leonardo trabajó durante 16 años. Sin embargo, en diciembre de 1499, la familia Sforza fue expulsada de Milán por las tropas francesas. Leonardo dejó la estatua inacabada y ésta fue destruida por los arqueros franceses.
Tras la invasión de Milán por las tropas francesas, Leonardo regresó a Florencia para trabajar como ingeniero militar. Por esos años realizó múltiples disecciones, mejorando y perfeccionando su conocimiento de la anatomía.
Viajó un año a Roma y entró al servicio de César Borgia, hijo del Papa Alejandro Sexto. En su calidad de arquitecto e ingeniero mayor de Borgia, Leonardo supervisó las obras en las fortalezas de los territorios papales del centro de Italia, viajó con su ejército y diseñó un puente para cruzar el golfo de Estambul, que no llegó a construirse, pero que hoy en día es considerado perfectamente viable por los ingenieros modernos.
Fue miembro de la comisión de artistas encargados de decidir sobre el adecuado emplazamiento del David de Miguel Ángel en Florencia, ejerció como ingeniero en la guerra de esta ciudad contra Pisa y conoció a Maquiavelo, autor de "El Príncipe", quien lo ayudó a conseguir el encargo de pintar "La Batalla de Anghiani".
Durante su segundo periodo florentino, Leonardo pintó varios retratos, pero el único que se ha conservado es el de la "Mona Lisa", el más famoso de toda la historia de la pintura, también conocido como "La Gioconda", al identificarse a la modelo como Lisa Gherardini, la esposa de Francesco del Giocondo, aunque se han barajado varias hipótesis sobre su verdadera identidad, incluyendo la teoría de que es un autorretrato del artista.
Además de la enigmática sonrisa de la retratada, en esta obra sobresalen dos innovaciones técnicas de Leonardo, el sfumato y el claroscuro, de los que hablaremos más adelante. Parece ser que Leonardo sentía una gran predilección por esta pintura, ya que la llevaba consigo en todos sus viajes.
Volvió a Milán y fue nombrado pintor de la corte de Luis Trece de Francia, quien residía por entonces en la ciudad italiana, para quien trabajó como pintor e ingeniero. En esta época retomó sus estudios de anatomía, urbanismo, óptica e ingeniería hidráulica.
Durante seis años, Leonardo repartió su tiempo entre Milán y Florencia, donde a menudo visitaba a sus hermanastros y hermanastras, quienes se dieron maña para dejarlo sin ninguna herencia a la muerte de su padre. Poco después murió un tío muy querido, pero en esta ocasión sí pudo luchar contra las artimañas de sus medios hermanos y disfrutar de la tierra y el dinero que le heredó su pariente.
Vivió después tres años en Roma, bajo el mecenazgo de Giuliano de Médicis, pariente del Papa León Diez. Se alojaba en el Palacio del Belvedere en el Vaticano, residencia del Papa, ocupándose fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. La única prohibición que le impuso el Papa para sus estudios en anatomía y fisiología humana fue disecar cadáveres, lo que lo limitaba bastante. Aunque apartado de la bulliciosa vida social y artística del Vaticano, dominada por Rafael y sus seguidores, era reconocido y honrado por sus logros.
A la muerte de Giuliano de Medici, aceptó la invitación del Rey Francisco Primero de Francia para trasladarse a su corte de Fontainebleu, como "Primer Pintor, Ingeniero y Arquitecto del Reino", dedicándose a realizar estudios arquitectónicos para los castillos reales. El rey de Francia era un incondicional admirador de Leonardo, quien había diseñado para su coronación un asombroso león mecánico, por lo que le proporcionó todas las comodidades y lujos posibles.
Pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, donde murió el 2 de mayo de 1519, a los 67 años, en brazos del propio Rey de Francia, según cuenta la leyenda. Fue enterrado en la Iglesia de San Valentín en Amboise.
En su testamento, legó todos sus manuscritos, dibujos, instrumentos, libros, ropa y dinero a su alumno favorito, Francesco Melzi.
A otro discípulo, Salai, le dejó las pinturas que conservaba en su estudio, incluyendo la "Mona Lisa", que posteriormente fue comprada por el Rey Francisco Primero en doce mil francos.
El proyecto, inacabado, que Leonardo realizó para un "Tratado de la Pintura", fue recogido por Melzi. El joven no lo ordenó ni lo supo conservar para su publicación.
A la muerte de Francesco Melzi, la herencia de Leonardo comenzó a dispersarse entre los herederos del fiel discípulo. Sin tener la menor idea de su importancia, en un principio almacenaron los dibujos y manuscritos de Leonardo en un desván, regalando o vendiendo muy baratas algunas partes a amigos y coleccionistas.
Al cabo de los años, se consiguió una edición provisional, desordenada, sin coherencia, pero que progresivamente se trató de completar para dar una orientación general de las ideas de Leonardo acerca de la pintura, la arquitectura, el cuerpo humano y la botánica, todos los temas, en fin, que ocuparon su mente a lo largo de su vida.
Actualmente, los dibujos y manuscritos de Leonardo están divididos en diez diferentes códices, que se conservan en distintos museos de Londres, Milán, Turín, París y Madrid, así como uno en la colección particular del magnate Bill Gates, por el cual pagó recientemente 30 millones de dólares.
Aunque Leonardo dejó gran parte de su producción pictórica inacabada, fue un artista extremadamente innovador e influyente. Al comienzo de su trayectoria su estilo era similar al de Verrocchio, pero poco a poco evolucionó hacia un estilo más libre, de modelado más suave, en el que incluyó efectos atmosféricos.
Leonardo representó una ruptura con los modelos universales establecidos durante el Quattrocento. Se opuso al concepto de "belleza" ideal, defendiendo la imitación de la naturaleza con fidelidad, sin tratar de mejorarla. Contempló la fealdad y lo grotesco, como en sus dibujos de personajes deformes y cómicos, considerados las primeras caricaturas de la historia del arte.
Su dominio del color y la atmósfera le hizo ser el primero en pintar el aire. La perspectiva aérea o atmosférica, como hoy se conoce, es una característica inconfundible de su obra, en especial de los paisajes, al considerar que la distancia se llenaba con aire y que éste hacía que los objetos lejanos perdieran nitidez y se vieran azulados.
Su producción estuvo marcada por el claroscuro, la técnica de modelar las formas a través del contraste de luces y sombras, así como el sfumato, la técnica con la que difumina los contornos, consiguiendo así la perspectiva atmosférica en sus paisajes.
Su faceta como dibujante también es destacable, conservándose una gran cantidad de apuntes, que revelan su perfección técnica y su maestría en el estudio de las anatomías humana, de animales y plantas. Probablemente su dibujo más famoso sea su "Autorretrato de Anciano".
En su estudio conocido como "El Hombre de Vitrubio", da Vinci realizó una visión del Hombre como centro del Universo, al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base toda la arquitectura clásica, mientras que el uso del ángulo de 90 grados y la simetría son bases grecolatinas de la arquitectura. En este estudio anatómico buscó la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza, la famosa "proporción áurea", siguiendo los estudios del arquitecto romano Vitrubio, quien vivió en el siglo Uno Antes de Nuestra Era.
"El Hombre de Vitrubio" es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo. Trataba de expresar el lugar de la Humanidad en el "plan global de las cosas". Para Leonardo, el Hombre era el modelo del Universo y lo más importante era vincularlo con la naturaleza.
La obra pictórica de Leonardo es muy escasa y discutida. El signo del artista fue el abandono sistemático de los proyectos que se le encargaban, por muchas medidas que tomaran los clientes mediante contratos y cláusulas de todo tipo. Él mismo no se definía como pintor, sino como ingeniero y arquitecto, incluso como escultor. Sin embargo, su prestigio en vida alcanzó grandes dimensiones, siendo alojado y admirado, como hemos visto, por la realeza y el mismo Papa.
A causa de que ninguno de los proyectos escultóricos de Leonardo fue finalizado, el conocimiento de su arte tridimensional sólo puede hacerse a través de sus dibujos. Lo mismo sucede con su arquitectura. Sus trazos arquitectónicos muestran maestría en la composición, claridad de expresión y un dominio de la antigüedad romana.
Vivió en una época en la que el estudio de los clásicos estaba en plena vigencia; sin embargo, tuvo dificultades intentando aprender latín y griego, los idiomas cultos y la llave de acceso a la cultura filosófica neoplatónica que dominaba Italia y parte de Europa. Escribió la mayor parte de sus escritos en toscano, un dialecto florentino.
Leonardo escribía al revés, de derecha a izquierda, pudiendo leerse su escritura solamente vista a través de un espejo. La explicación más aceptada acerca de su escritura es que, como era zurdo, se le dificultaba escribir de izquierda a derecha sin que se embarrara la tinta. Sólo cuando escribía una carta u otro texto para alguien más, lo hacía normalmente.
Cuando al final de su vida sufrió una parálisis en el brazo derecho que le impedía pintar, pudo continuar dibujando y escribiendo sin problemas con su mano izquierda.
Su vida personal es en gran parte un misterio; apenas han llegado indicaciones acerca de sus costumbres, gustos o defectos. Se sabe que era estrictamente vegetariano, por sus cartas y escritos sobre anatomía, en los que llama a los omnívoros "devoradores de cadáveres". Se dice que compraba animales enjaulados y los liberaba.
También parece bastante probado que Leonardo era homosexual, que sufrió persecución por este hecho y que estuvo a punto de enfrentarse a la Inquisición. Sus protectores consiguieron siempre que eludiera el juicio público, que en otros casos terminaba con la quema en la hoguera de los supuestamente culpables. En cualquier caso, Leonardo permaneció soltero y sin hijos.
Tras su muerte, Leonardo se convirtió en el paradigma del "hombre del Renacimiento", dedicado a múltiples investigaciones científicas y artísticas. Un creador en todas las ramas del arte, un descubridor en la mayoría de los campos de la ciencia, un innovador en el terreno tecnológico, Leonardo merece por ello el título de Homo Universalis.
Leonado da Vinci es el prototipo de hombre del Renacimiento, que cultivó el arte, el pensamiento, la ciencia y la tecnología, ayudando a llevar a un mundo ignorante y supersticioso al camino de la razón, la ciencia, el aprendizaje y la tolerancia.
Leonardo fue pintor, escultor, ingeniero, arquitecto, físico, biólogo, modisto, inventor de juegos de salón y de utensilios de cocina, geólogo, cartógrafo, autor de tratados de óptica, diseñador de jardines, decorador de interiores, músico, astrónomo y urbanista. En cada una de estas facetas sus capacidades asombraron a sus contemporáneos.
Tenía una excelente voz como cantante y era un virtuoso ejecutante de la lira, pero tan fuerte que era capaz de doblar con los dedos la herradura de un caballo. Se dice que era muy guapo, por lo que sirvió de modelo, cuando era joven, para el David de Verrocchio y, de viejo, para el Platón de Rafael.
Su genio se debió a su insaciable curiosidad y a su sentido intuitivo de las leyes de la naturaleza, cuyos misterios intentó descubrir. Sus contribuciones a la ciencia y la tecnología son legendarias.
Da Vinci aspiraba al conocimiento total, globalizante, pero no pretendía llegar a él por el camino de la revelación, como los escolásticos y los teólogos de los siglos precedentes, ni tampoco se confió a ciegas a la autoridad de los autores clásicos, como hicieron muchos hombres de su tiempo.
Él mismo se definía como un "hombre iletrado", porque ignoraba el latín. De niño le enseñaron simplemente a leer y escribir y a echar cuentas. Aprendió el latín, única vía de acceso en esos momentos a los estudios humanistas, por sus propios medios, siendo ya un hombre maduro. Lo mismo ocurrió con las matemáticas, que estudió tarde, cuando las consideró necesarias para seguir avanzando.
Leonardo comprendió y utilizó el auténtico método experimental un siglo antes de que Francis Bacon filosofase sobre él y de que Galileo lo pusiera en práctica. Dijo que la verdadera ciencia se basa en la observación y que si pudiera aplicarse a ella el razonamiento matemático, podría lograrse mayor certeza, lo que hoy en día es uno de los pasos fundamentales del método científico.
En sus cuadernos, Leonardo dejó constancia de la importancia que concedía al método en la investigación, adelantándose a autores de la Modernidad tales como Descartes y los preceptos que establece en su método en nada difieren de las modernas definiciones que hoy utilizamos para hablar del método científico.
Éstas son algunas de sus ideas:
"Al abordar un problema científico, dispongo primero diversos experimentos, ya que pretendo determinar el problema de acuerdo con la experiencia, mostrando luego por qué los cuerpos se ven obligados a actuar de ese modo. Ese es el método que hay que seguir en todas las investigaciones sobre los fenómenos de la Naturaleza."
"Hemos de consultar a la experiencia en una diversidad de casos y circunstancias, hasta que podamos extraer de ellos una regla general que en ellos se contenga. ¿Para qué son útiles estas reglas? Nos conducen a ulteriores investigaciones sobre la Naturaleza y a las creaciones artísticas. Nos impiden engañarnos a nosotros mismos o a los demás, prometiéndonos resultados que no se pueden conseguir".
"Muchos pensarán que tienen motivo para reprocharme, diciendo que mis pruebas contradicen la autoridad de ciertos hombres tenidos en gran estima por sus inexperimentadas teorías, sin considerar que mis obras son el resultado de la experiencia simple y llana, que es la verdadera maestra."
"No existen conocimientos más elevados o más bajos, sino un conocimiento único que emana de la experimentación."
Leonardo pensaba que la mecánica era la más noble de las ciencias, puesto que por medio de ella realizan sus acciones todos los cuerpos que poseen movimiento. Previó el principio de la inercia, que después Galileo demostró experimentalmente. Demostró la ley de la palanca por el método de las velocidades virtuales, un principio que ya enunciaba Aristóteles y también utilizó más tarde Galileo.
Se interesó por la hidrodinámica, estudiando las corrientes de agua y la propagación de las olas sobre la superficie. De las olas en el agua pasó a las ondas del aire y a las leyes del sonido, adelantándose a la moderna teoría ondulatoria de la luz.
En el campo de la astronomía, Leonardo afirmó que la Tierra es uno de tantos astros y que refleja la luz del Sol igual que la Luna.
Explicó que nuestro planeta lleva grabadas las huellas de su historia, anteriormente a toda reseña escrita. Los fósiles que se encuentran en las altas montañas continentales se produjeron en el agua del mar. Han tenido que producirse cambios en la corteza de la Tierra, decía Leonardo; tienen que haberse levantado las montañas para ocupar nuevas posiciones. Se sirvió de conchas marinas encontradas tierra adentro para apoyar la teoría de Alberto de Sajonia sobre la formación de las montañas.
En su condición de dibujante, pintor y escultor, Leonardo sintió la necesidad de conocer a fondo la anatomía humana. Desafiando la tradición eclesiástica, se procuró muchos cuerpos, que luego diseccionaba, haciendo unos dibujos anatómicos que, aparte de su exactitud, constituyen verdaderas obras de arte.
Descubrió cómo la sangre recorre constantemente todo el cuerpo humano, llevando el alimento a cada una de sus partes y retirando los deshechos, adelantándose así al descubrimiento de Harvey sobre la circulación de la sangre. Estudió los músculos del corazón e hizo dibujos de las válvulas que parecen demostrar que conoció su funcionamiento.
En sus investigaciones urbanísticas, realizó un plano del sistema de desagües de una ciudad modelo y la construcción de ésta en dos niveles: uno para peatones y otro para vehículos. Por la calle superior no debería pasar ningún vehículo; para los carros y las cargas estaba reservada la calle inferior. En esta ciudad diseñó edificios públicos, como iglesias o el ayuntamiento e incluyó estudios concretos sobre el sistema de escaleras y las instalaciones de calefacción.
La fascinación de Leonardo por la maquinaria empezó desde muy joven. Como aprendiz en el estudio de Verocchio, observó y usó una gran variedad de máquinas. Estudiándolas, obtuvo un conocimiento práctico acerca de su diseño y estructura. Algunos de sus primeros dibujos muestran cómo trabajaban las partes de diversas máquinas.
Su gran talento como ilustrador le permitió dibujar sus ideas mecánicas con una claridad excepcional. Quinientos años después, muchos de sus dibujos pueden ser usados fácilmente como planos para crear modelos perfectamente funcionales.
Como ingeniero desarrolló los principios del vuelo, realizando más de 100 dibujos que ilustraban sus teorías. Hizo un diseño para la fabricación de una máquina voladora, el orintóptero, un modelo dotado de alas giratorias equipado con amortiguadores para conseguir un suave aterrizaje. Aunque nunca se construyó, el helicóptero moderno está basado en ese concepto.
El primer paracaídas fue diseñado por Leonardo da Vinci, quien estaba convencido de su utilidad para cuando se construyeran las máquinas voladoras.
También diseñó máquinas de guerra tales como el tanque blindado, dotado de una coraza en forma de cono, las embarcaciones sumergibles o submarinos, los trajes y equipo de aire para buzos de combate, fusiles de repetición, granadas y morteros.
Aunque Leonardo aborrecía la guerra, a la que llamó "locura bestial", no podía sustraerse a ésta, ya que en su época Italia estaba constantemente en guerras entre los distintos estados.
Como acudía a muchos banquetes de la nobleza, introdujo el uso de la servilleta en la mesa, considerando que se trataba de una medida higiénica y práctica, aunque fue adoptada plenamente tiempo después.
Son muchos los inventos atribuidos a Leonardo, desde un vehículo automóvil hasta el común rallador de pan, pasando por una práctica sierra para mármol, una máquina para fabricar cuerdas, modernas puertas de batientes para las esclusas, una máquina para pulir espejos, una grúa móvil que facilitaría las labores de construcción, consiguiendo elevar pesadas cargas y una excavadora flotante, que pretendía conseguir que los ríos fueran navegables.
Sin embargo, ninguno de estos inventos pasó del estadio del diseño, ni fue utilizado, a pesar de que Leonardo no solo diseñaba extraordinarias máquinas, sino que también se ocupaba de resolver todos y cada uno de los problemas relacionados con la construcción de las mismas. La gran mayoría de sus inventos se adelantaron cientos de años a su tiempo.
Aunque Leonardo nunca llevó a efecto su mil veces aludido plan de escribir libros sobre las diferentes ramas de sus trabajos, es evidente que ejerció gran influjo en sus contemporáneos. Como amigo de príncipes y estadistas, llegó a conocer también a todos los principales sabios de su tiempo. Es indudable que a través de ellos se salvaron algunas de sus ideas, que años después contribuirían a promover el nuevo desarrollo de la ciencia.
Si tuviéramos que elegir un representante que encarnase en sí el verdadero espíritu del Renacimiento, habríamos de escoger la figura de Leonardo da Vinci.
Por primera vez, todas las obras del genio italiano Leonardo da Vinci aparecen reunidas en un libro único que permite un acercamiento a la su rica creación, que no es posible en ningún museo del mundo. Es el más completo que se ha editado hasta ahora sobre su obra pictórica y gráfica, un tomo de lujo que ya ha sido traducido del alemán a varios idiomas, entre ellos el español.
Publicado bajo el título "Leonardo da Vinci. Todas las Pinturas y Dibujos", el libro fue presentado por primera vez al público el pasado 5 de abril en el Museo de Bellas Artes de Viena.
Con 850 reproducciones en color, así como numerosas ampliaciones de detalles de sus cuadros, comprende un catálogo completo de todas las obras de da Vinci, incluyendo las últimas investigaciones e información sobre el estado actual de cada una de ellas.
La obra gráfica revela la genialidad de Leonardo y fascina con figuras humanas, animales, monstruos, rostros de gestos grotescos, detallados estudios anatómicos y visiones entonces futuristas de armas y artefactos técnicos para volar.
Este libro está basado en la convicción de los autores de que Leonardo prácticamente nunca hizo nada que no pueda comprender cualquier persona con un nivel de formación medio.
Aunque el libro acercará a Leonardo a un amplio público, los editores reconocen estar preocupados por lo que consideran su única desventaja: su formato y peso. El gigantesco volumen mide 29 por 44 centímetros y, con casi 700 páginas, pesa ¡diez kilos y medio!
No sólo es imposible leer el enorme libro en el metro, también el lector tendrá algunos problemas en su propio hogar, pues difícilmente podrá tumbarse cómodamente con él en un sofá, pero sin duda, valdrá la pena conocerlo.