Por Jaime Plata Romero.
Julio 27 de 1983.
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CONFESIÓN
Yo bien sé qué irritable, exigente y cargoso,
de todo insatisfecho,
el alma nunca tengo en paz,
te querello sin causa,
y a tú alma destrozo…
Ay, si tan mal te amo,
es porque te amo.
Soy cruel.
Mi maldad en el pecho te hundo...
Serías más dichosa,
más amada, también,
si tú no fueras todo lo que adoro en el mundo.
Si no fuera éste pobre amor todo mi bien.
TRISTEZA
Oh, tú pasado!
Y tienes un pasado.
Tú también
¡Un gran pasado¡
Lleno de goces y de penas!
Pensar que tú estás llena de
Alegrías antiguas,
de sueños
de mil visiones
donde yo jamás figuré.
Vuelve a decirme aquello
que dijiste mil veces.
Repite tus recuerdos
yo los aprenderé
¡Ah, detrás de tus ojos
esa noche, ese arcano
así, es verdad que un tiempo,
en un sitio cualquiera,
correteabas alegre en la luz…
Déjame hoy poner la huella mía…
3 comentarios:
Nuestras ideas divagantes y alteradas, lastiman no solo nuestra alma, sino además la de aquel ser constante y seguro de nosotros... pero aunque esto sucede y aunque en el pasado jamás ese nombre haya pasado por nuestra mente, no olvidar que es, éste ser lo único perfecto que nos da felicidad.
Cada uno ha tenido un inevitable pasado, lleno de aciertos y desaciertos; pero siempre quedará en el pasado. Ese pasado que recordamos y olvidamos constantemente.
Gracias.
Conocí la persona que escribió éstos poemas,fue alguien tan especial,tan único,que hoy me siento tan orgullosa de haber recorrido un camino junto a él extremadamente corto pero tan intenso,que después de 18 años me siento colmada de su amor.
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