Por Etoile.
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Anoche la luna se veía diferente, al parecer un poco más vieja. Mis provisiones se acabaron hace algunos días, solo me queda un poco de agua que me regalaron en el pueblo anterior. Ya no se a donde voy, y a veces pienso que ya no quiero ir a ningún lugar. Cuando empecé este viaje, quería dejar atrás todo lo que mortificaba mis días. Caminar con mi espalda liviana, dejando con cada paso, un peso menos. Cargar solo lo necesario, el resto debía quedarse.
Al lado del camino, imponente me miraban sus ramas cortadas y hojas marchitas. Me recosté sobre su piel, mientras entendía que ya no debía pelear con el tiempo. Me quede dormido, tal vez horas, tal vez días.
Seguí el camino que indicaba el mapa. Pasó mucho tiempo, pero era un tiempo igual al anterior. Finalmente encontré un letrero que decía: “Pueblo sin ley: 2 días a buen paso” Seguí la flecha, pero todo a mi alrededor permanecía igual: La tierra sin huellas, el aire sobrando, y la soledad fiel a mi sombra.
Suspendido en el aire, había un letrero empolvado que decía: “Bienvenido a Sin Ley”. Encontré una casa antigua con un baúl sellado al lado de la puerta. Se respiraba olvido desesperado y se sentía el abandono de los sueños. Camine sobre las telarañas hasta llegar a un espejo roto que reflejaba algo que ya no tenia nombre.
No sabia cuanto tiempo había pasado, no sabia, y no importaba. Ahora todo resultaba ser tan cotidiano, pero a pesar de eso, no extrañaba a mi esposa, tampoco a mis dos hijos, tampoco el trabajo, ni a mis supuestos amigos. No extrañaba nada, ni siquiera a mi mismo.
Empecé a perderme en imágenes inexistentes. Compulsivamente esculque en todas las casas, abrí todos los cajones, y empecé a entender que nadie iba a llegar a este lugar. Ilusamente pensaba que se habían ido temporalmente, y que algún día, alguien llegaría, pero ya tenía la mitad de mi cabeza blanca, y el silencio era eterno.
Anoche tuve un sueño. Este pueblo estaba vivo; los niños cantaban y jugaban. De pronto una voz dijo: La ley se aplica, no a lo que dicen, ni hacen, sino a lo que piensan. Todos sin excepción, han sido declarados culpables, todos han infringido la ley, y serán condenados al destierro. A quien encuentre mañana cuando salga el Sol, se convertirá en pasado.
Desperté, vi el espejo roto, salí, y al lado de la puerta, el baúl estaba abierto, me acerque dudosamente, siguiendo la voz de aquel hombre, que algún día, tuvo nombre..